
De repente me pegó la nostalgia y recordé mis épocas de preparatoria, cuando mi obsesión eran los juegos de rol, sobre todo Vampire: the Mascarade. En este juego interpretas a un vampiro, miembro de uno de trece clanes posibles, cada uno con características y poderes únicos. Mi favorito era los Tzimisce, fríos vampiros, torturadores, obsesionados con la carne. Qué tiempos aquellos.
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