14.8.11

Una de súper héroes


1961, Yuri Gagarin se convierte en el primer hombre en abandonar la atmósfera terrestre, los Beatles estaban a punto de cambiar el mundo de la música y Capitán Atómico derrota a su archi-némesis, el Doctor Calavera.

El Capitán arroja al Doctor Calavera al centro de poder de su propia máquina de alteración cuántica, dejándolo encerrado en una prisión temporal para siempre.

Cincuenta años después, el Capitán Atómico es sólo un recuerdo y el hombre detrás del traje no es ni la sombra del héroe de antaño. Muchos le han sucedido en su puesto de “el héroe más poderoso del mundo”, mientras que el Capitán se refugiaba en su destartalado departamento, aquejado por problemas de salud y recordando sus tiempos de gloria. Pero eso está a punto de cambiar.

El Doctor Calavera logró escapar de su prisión temporal, más fuerte que nunca. El Hombre Gila, el héroe más poderoso de nuestra era, ha sido muerto sin que tuviera oportunidad alguna. Sólo alguien puede derrotar al malvado Doctor, el único que lo ha vencencido con anterioridad. Pero Capitán Atómico se dará cuenta que usar malla a los setenta años es bastante ridículo.

Hace literalmente años que no dibujo súper héroes, pero no debo olvidar que gracias a ellos fue que empecé a dibujar. La historia de Capitán Atómico la he tenido en mi cabeza desde hace un par de años, respondiendo a la pregunta de ¿qué pasaría si los héroes envejecieran al mismo ritmo que el mundo real? Tendríamos que Spiderman estaría llegando a los setenta años y Superman tendría más de cien.

Capitán Atómico empezó su trabajo de súper héroe a mediados de los años cincuenta y en 1961 alcanzaría la cúspide de fuerza y fama. Pero habiendo derrotado al Doctor Calavera, Capitán Atómico se volvió arrogante y la nueva ola de héroes, que antes lo admiraba, empezó a despreciarlo. En los años setenta su trabajo como súper héroe era cada vez menor, sólo apareciendo en algunos actos públicos. El Capitán cayó en el alcoholismo y a finales de los años ochenta recibiría un transplante de riñón, justo cuando su hija, la heroína Gorrión Azul, fuera asesinada sin que él pudiera hacer nada. Capitán Atómico cayó en la depresión y nunca volvería a levantarse.

La historia de Capitán Atómico es la historia de los súper héroes en sí. En los años cincuenta, los héroes como Superman eran perfectos. En los sesenta Stan Lee cambió eso, haciéndolos defectuosos y humanos. Los años setentas no presentaron nada nuevo, hasta los ochenta, década en que los cómics se volvieron más “oscuros”, gracias a autores como Alan Moore y Frank Miller. Hasta llegar a los horribles años noventa (te estoy hablando a ti, Rob Liefeld.) Actualmente las dos grandes editoriales no han innovado en nada, negándose a ver que todas las historias tienen un fin y que no puedes extender la vida de un personaje por más de cuarenta años. Siempre me gustarán los cómics de súper héroes, les tengo un lugar especial en mi corazón, pero hoy por hoy dentro de este género, mis cómics favoritos son Invincible, publicado por Image, y Powers, que aunque fue publicado por Marvel, es el trabajo independiente de Brian Michael Bendis y Michael Oeming. Ambos títulos presentan ideas frescas, trabajadas de manera impecable.

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