Hace miles de años hubo una gran guerra entre los míticos robots Aesir y los moltenbots, los colosales robots del planeta Muspelheim, ubicado más allá de la nebulosa de Yggdrasill. Después de muchos esfuerzos, los Aesir lograron repeler la invasión, gracias a los esfuerzos del general Tyr, quien perdió su vida en la batalla.
Después de la guerra, los Aesir se retiraron por el portal espacial Bifröst, para nunca regresar, pero dejaron detrás de sí el Corazón de Tyr, del que se forjó un nuevo robot, llamado Sigfrido, aquel que traería la victoria sobre los moltenbots en caso de que atacaran nuevamente.
El tiempo pasó y Sigfrido, sin conocer su profetizado destino, vivió en el planeta de forjadores Svartalf, educado por el pequeño robot Alberich, uno de los únicos dos sobrevivientes de la antigua guerra. Cuando los moltenbots regresaron, comandados por el temible Surt, fueron advertidos por el traidor Hagen sobre la ubicación de Sigfrido. El planeta Svartalf fue destruido completamente, pero Alberich logró hacer que Sigfrido escapara, indicándole que buscara a Hödhur.
Hödhur, también sobreviviente de la primera guerra, habitaba en el pacífico planeta de Manaheim. Una vez que Sigfrido lo localiza, Hödhur le dice cuál es su verdadero destino y le indica que debe encontrar a Nothung, la mítica arma que usó Tyr para derrotar a los moltenbots.
Nothung se encuentra en el planeta Nifelheim, del otro lado de la nebulosa Yggdrasill, protegida por Fafner, el gigantesco dragón mecánico. En su camino, Sigfrido se encuentra con Brunilda, espectral hologramatron, quien le indica que reúna a los robots exiliados einherjar, para ayudarle en su búsqueda.
En el gélido planeta, Sigfrido derrota a Fafner para enterarse que Nothung no es otra cosa que una nave de gran potencia. Armado con esta arma, acompañado por Brunilda y los einherjar, Sigfrido se dispone a hacerle la guerra a Surt y derrotar a los moltenbots de una vez por todas.
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En general me gusta mucho la mitología. Y me gusta cuando se hace una adaptación de calidad como ésta, y no sólo se avientan nombres al azar sin respeto por los mitos originales. ^_^
ResponderBorrarTengo curiosidad. ¿Y el planeta Midgard?
Gracias. La cosmogonía vikinga me parece muy interesante y siempre he querido trasladarla a la ciencia ficción. Elegí usar el nombre de Manaheim, el nombre germánico, en lugar de Midgard, el nombre nórdico.
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